Diálogo dialógico o diálogo dialogal

 

“El diálogo dialogal no es una simple conversación, no es un mero enriquecimiento mutuo por la información suplementaria que se aporta, no es un exclusivo correctivo de malentendidos... es la búsqueda conjunta de lo común y lo diferente, es la fecundación mutua con lo que cada uno aporta... es el reconocimiento implícito y explícito que no somos autosuficientes... Dios es quien hace posible que el diálogo sea algo más que un estéril cruzarse de dos monólogos” (“¿Mística comparada?”, en VVAA La mística en el siglo XXI, Madrid 2002).

El diálogo dialógico o diálogo dialogal trata de ir más allá del diálogo dialéctico, para llegar a una auténtica comprensión del otro, que permita una verdadera comunicación mutua, en el intento de forjar un lenguaje común que sepa atravesar los límites del lenguaje propio, particular. Panikkar quiere ir más allá de un mero diálogo que busque sólo alcanzar un cierto pacto de respeto mutuo; él habla de un diálogo abierto a un mutuo enriquecimiento. Su pensamiento y su camino existencial han sido buscar un diálogo ecuménico que supone acercarse al otro no sólo superando la tentación de conquistarlo, sino buscando abrirse a él sin temer perder posiciones propias, e incluso con el convencimiento de que estas se verán enriquecidas con las aportaciones de los otros. Porque la diversidad de las religiones “participa de la belleza de la realidad, que no es monocromática”.
Se trata de superar el nivel de dialéctica de las ideas, donde domina la lucha mutua con la victoria del más fuerte, para llegar a un diálogo abierto y acogedor donde se ponga de relieve una alteridad de comunión: “Amar al prójimo como a ti mismo” significa quererlo tal como es, sin querer convertirlo a mis ideas. Por eso, urge superar las actitudes exclusivistas, caminando hacia un verdadero pluralismo. Todas las grandes religiones son caminos válidos de experiencia de lo sagrado, caminos de encuentro con el Absoluto, bajo sus diferentes formas. No es suficiente un diálogo inter-religioso, necesitamos llegar a un diálogo intra-religioso; un ecumenismo ecuménico (cf. a continuación) que lleve a un diálogo en el interior de nuestra vida religiosa, que cada creyente debe realizar en el interior de su propia experiencia para abrirse a la de los otros. Se trata de llegar a una verdadera interpenetración religiosa, un mutuo influjo de las distintas religiones, para alcanzar un auténtico pluralismo, que se opone activamente a todo monopolio cultural o religioso.
Este pluralismo es lo opuesto a la vieja tentación del sincretismo, pues éste pretende eliminar esas diferencias que enriquecen las religiones. “El sincretismo es desorientador y no conduce a ninguna parte… Se dice que todos los caminos llevan a Roma. Pero hay dos formas de no llegar: si nos paramos en cualquiera de los caminos o si andamos dando saltos de uno a otro… La religión es un camino, una vida, una actitud global del hombre que se enfrenta con el misterio, con el sentido que puede tener su vida y la existencia en general” (“Las religiones”, La Vanguardia, Barcelona 12-I-1995).

Raimon Panikkar

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“ Escribir es, para mi, vida intelectual
y también experiencia espiritual …
me permite profundizar el mistero de la realidad.”